Sutra 1.2, primero: calma la mente

 

yogas chitta vritti nirodha – «Yoga es el reposo de las fluctuaciones mentales »

El primer texto en definir y enunciar el Yoga como doctrina filosófica tiene más de 2.000 años y se atribuye a un sabio, filósofo, físico i gramático indio llamado Patanjali.

Los Yoga Sutras son 196 aforismos que cuentan más de 20.000 traducciones e interpretaciones dada la increíble riqueza de matices que caracteriza su lengua original, el sánscrito. Sin embargo, una vez escogida una guía válida de interpretación de los Sutras (tengo ahora en mis manos Yoga Sutra of Patanjali, talks by Dr. Jayadeva Yogendra & Smt. Hansaji, The Yoga Institute) éstos son increíblemente bonitos de leer y fáciles de recordar. No es casual su definición como slokas, la raíz sánscrita de la palabra inglesa slogan, un vasto significado en pocas palabras.

El propósito de los Sutras es indicar los pasos para alcanzar el estado final del Yoga, o Samadhi. Las frases que los componen, hechas de pocas palabras, parecen tener vida propia, fuerza y peso. Saben como volver a aparecer en los momentos adecuados una vez se hayan grabado en nuestras memorias, como buenos consejeros en los que podemos contar cada vez que necesitemos claridad.

Con este inestimable tesoro milenario a nuestro alcance merece la pena dedicarle a este texto un poco de atención.

El segundo Sutra de Patanjali es el que abarca todo el significado de la práctica: «Yoga es el reposo de las fluctuaciones mentales» o en sánscrito yogas chitta vritti nirodha.

Según Punditji, mi maestro, Patanjali quería empezar por darnos una clave de cuál sería la meta, antes de guiarnos paso por paso por el largo camino hacía ella (menos mal), y el Yoga es tanto el camino a seguir como la meta final.

¿Porqué calmar las fluctuaciones de la mente sería nuestra meta? ¿Qué significa alcanzar la consciencia plena?

Es probado que las prácticas meditativas producen cambios neuro-biológicos que reducen la ansiedad, los comportamientos relacionados con el miedo, la ira, la depresión y las asociaciones negativas; somos menos infelices. En cambio, estimulan la atención y las asociaciones positivas; somos más felices. Meditar produce un mayor flujo de sangre a la corteza pre-frontal, que activa las funciones ejecutivas, la toma de decisiones, la actitud resolutiva; sabemos lo que queremos. Meditar también sube el nivel de algunos neurotransmisores y hormonas, entre otras la serotonina (control del estado de ánimo), la dopamina (control de la fobia social), la melatonina durante el sueño (sueño profundo), con el resultado de estabilizar la mente; estamos más lúcidos. Otro beneficio probado de la meditación es que desencadena el crecimiento de nuevas neuronas (neurogénesis) y genera nuevas conexiones entre neuronas existentes (sinaptogénesis); sacamos pleno provecho de nuestra inteligencia.

Pero hay mucho más, estos datos solo sirven a confirmar lo que nuestros ancestros, con sus propios cuerpos como único instrumento de investigación, ya tenían muy claro. Algunas claves están en el análisis de las palabras de Patanjali:

Yogas (del Yoga). La palabra es sinónimo de Samadhi: la perfección espiritual y la unión con lo absoluto. También abarca el significado de “dominio del cuerpo”, «quietud perfecta de la mente», «capacidad intrínseca de la mente para estar concentrada». Se trata de estar en nuestro centro, la esencia que todos tenemos y que, en todos, es buena.

Chitta significa “lo que reúne” y alude a nuestra mente pero también al ego, a los sentidos, a las acciones voluntarias, y a los pranas (los 5 tipos de bio-energía). Chitta es como un contenedor de sensaciones, pensamientos, ideas, que son lo que define la mente humana. Sin pensamientos, la mente no existe. Estamos continuamente recogiendo información, almacenándola, modificándola, fabricando nueva información. Chitta es un vasto almacén y está constantemente en acción. Nos identificamos tanto con nuestras sensaciones positivas o negativas, que no podemos observarlas a la distancia, y su presencia constante nos quita la calma, nos genera estrés y ofusca nuestra visión más pura y real, nuestra visión centrada.

Vrittis son las actividades que ocupan nuestra mente y se dividen entre conocimiento cierto, conocimiento equivocado, imaginación, sueño, memoria. Casi siempre estamos ocupados en alguna de estas actividades, y éstas son las que podemos aprender a controlar a través del Yoga. Vrittis se traduce en modificaciones de la mente, pero la palabra también alude a la rotación, lo que sugiere un movimiento. Muy cierto. Las emociones, recuerdos, suposiciones giran y se mueven sin parar dentro de la mente, especialmente cuando intentamos pararlas. Nos pueden apartar de nuestro centro.

Nirodha es la completa ausencia de pensamientos, es decir llevar la mente a no pensar. La palabra también alude a la restricción, al control o al dominio, y a un proceso de autoformación. Es decir, hay un trabajo por hacer para alcanzar este objetivo.

Al practicar el Yoga ofrecemos un momento de descanso a Chitta, calmando los Vrittis y llevando la mente a un estado de reposo, Nirodha. De esta forma estamos creando un espacio para conectar con algo diferente que nuestro pequeño “yo”, la dicha “consciencia plena”. Los maestros yoguis, que aman mucho las metáforas, lo comparan con la capacidad de calmar la superficie de un lago agitado para que podamos ver todo el camino hasta el fondo.  El acto de entrenarnos a observar nuestros pensamientos y detener las fluctuaciones de la mente (o el flujo de la conciencia) nos permite ver que la conciencia misma es nuestra verdadera naturaleza y que el ruido efímero de pensamientos, sentimientos y sensaciones no es real o significativo.

El método indicado por Patanjali, llamado Yoga, “es tanto el medio como la meta” (B.K.S. Iyengar).

Y la buena noticia es que el único instrumento necesario para llegar allí es nuestro propio cuerpo.

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